Creo que la pintura está reencontrando de vuelta el camino extramuros de la inmediatez de las galerías. Y si bien es cierto que estos espacios, sirven para encuentros y promoción de nuestro quehacer, es necesario a la vez volver a una suerte de edad oscura, íntima, donde nos juguemos fuera de esa agenda que Augé con tanta claridad describe.


Pintar, es comulgar con una sinceridad sin límites y en eso adhiero a las posturas de Odd Nerdrum y Paul Rumsey, que igualan en actitud la de Arvo Part o Górecki en música o el cine de David Lynch o Greenaway.


Mis obras tratan de ofrecerme a mí mismo lo que no veo en el resto de la pintura. Y aunque parezca una afirmación vanidosa, no lo es, ya que mi único anhelo es superarme técnicamente para encarnar las ideas que se me cruzan por descabelladas que estas sean.


Sólo encuentro libertad en los espacios ambiguos, en esos rostros que están más allá de lo femenino o lo masculino.