"Cartón pegado”
El titulo de esta nota se refiere a una anécdota vivida por Daniel Horacio Aguirre. Cuenta que una mujer después de mirar su cuadro, vio una pintura al lado del suyo, y dijo- “ves esto es pintura y no cartoncitos pegados”. Lo que ignoraba la mujer es el Collage, del francés coller (pegar), una técnica milenaria de origen chino. Collage es un cuadro compuesto de diferentes trozos de materiales pegados sobre un soporte o superficie y su desarrollo en la pintura se debe a los cubistas Braque y Picasso (1912) seguidos luego por gran cantidad de pintores futuristas, surrealistas, dadaístas y otros.
Aguirre hace de esta técnica una creación magistral, combinando distintos tipos de materiales: papel, cartón, maderas, chapas, y lo que encuentre muchas veces en la calle, en el mismo barrio de La Boca, pues Aguirre es un típico “pintor” (perdón señora) Boquense. Y esto no significa minimizarlo, dado que La Boca trasciende las fronteras de la Argentina y la visitan al año millares de personas que llegan desde todas partes del mundo.
La emotividad de Aguirre se hace forma y conocimiento, su vehículo es el color y la forma, los materiales utilizados, puestos con la mayor prolijidad sobre el soporte, va desde lo conocido hasta la abstracción donde nunca pierde el valor de esa emotividad, de las vivencias de un barrio carente, eso que Aguirre siente y sufre lo trasmite en su obra, unas veces con mucho colorido otras dicromáticas o monocromáticas, pero con gran maestría.
En cada tela se ve el amor por el barrio, “Casas de chapa por fuera y por adentro madera”, los puentes, y fundamentalmente el río simple presente, envolviendo el caserío. Por donde se mire, o no se ve pero se percibe, ahí esta La Boca del Riachuelo.
Sus cuadros, (como todos los cuadros) hay que verlos con detenimiento, uno por uno, sin escatimar contemplación, Como cuando se ve una obra de teatro o una película, concentrándose en la obra.
Voy a citar un fragmento de una nota del poeta y periodista Español Santiago Amon quien afirma: “La invención e introducción del collage en la pintura ha sido el equivalente de una cura de desintoxicación. Merced a ella, se han librado los pintores, por un momento, de la servidumbre hipnótica de la pasta y del pincel. Han liberado su mano, sus ojos y su espíritu de los encantos, demasiado hechizantes, del color contenido en un tubo. Cosa extraña, y a la que no se ha prestado suficiente atención, se han introducido en el reino de la materia en bruto. Han renunciado durante el tiempo preciso, para adquirir mejores costumbres, a la apariencia seductora, a fin de ocuparse, sobre todo, de lo que podía haber en el fondo.
El collage es incuestionablemente una conquista del cubismo. Su inventor, o al menos su instigador, fue Braque. Cuando en 1911 agregaba, por vez primera, a uno de sus cuadros una inscripción en caracteres tipográficos, no tuvo la menor duda de hallarse a la vista de uno de los más grandes descubrimientos del arte moderno…. (...)… Semanas después (del invento), lo mostraba Braque a Picasso, quien se manifestó entusiasmado e inmediatamente vio que estos anónimos y obedientes objetos del mundo fenomenológico no sólo eliminaban todo género de personal virtuosismo, sino que en su nuevo contexto podían producir una maravillosa serie de reverberaciones en la mente y en la vista del espectador.
Daniel Horacio Aguirre nos hace vivir ese clima a través de sus obras, con la distribución creativa de los elementos, forma y color con destreza y audacia. Sus trabajos son pensados desde adentro desde su razón y también desde su corazón. Hombre querido, solidario, un ser humano excelente, y un extraordinario artista.
Fernando Narciso Lopez